El cardenal Robert Prevost se convirtió en el nuevo sucesor de Pedro. De Chicago a Roma, el nuevo Papa fue obispo de Chiclayo, en Perú, y se espera que siga una línea similar a la de Francisco.
Un cónclave breve, una decisión clara
Ayer, 8 de mayo (día de la Virgen de Luján), comenzó a escribirse un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia Católica con la elección de Robert Francis Prevost como Papa, quien adoptó el nombre de León XIV.
Su designación no solo marca la llegada de un nuevo pontífice tras la muerte de Francisco, sino también un hito histórico: por primera vez, el líder espiritual de más de mil millones de católicos proviene de Estados Unidos.
El humo blanco en el cielo romano no solo anunció un cambio de nombre, sino de época. La elección de Prevost —misionero, académico, y obispo en Chiclayo, Perú— refleja una Iglesia que busca profundizar el camino iniciado por Bergoglio, con una mirada más global y contemplativa.
Los 133 cardenales con derecho a voto (en realidad 135, pero dos se ausentaron por razones médicas) se reunieron el miércoles 7 de mayo en la Capilla Sixtina para buscar al sucesor de Pedro. Menos de 24 horas después, el flamante sumo pontífice salió al balcón frente a la plaza San Pedro para saludar a los fieles allí reunidos que esperaban con ansias al nuevo Papa.
¿Quién es Robert Francis Prevost, el papa León XIV?
Robert Francisc Prevost nació en Chicago, Estados Unidos, en 1955 y creció en un entorno católico de clase trabajadora. Ingresó a la Orden de San Agustín y se convirtió en sacerdote en 1982. Pronto emprendió su camino como misionero en Perú. Allí, pasó más de dos décadas trabajando en comunidades marginadas. En Perú, no solo aprendió a hablar español con fluidez, sino que asumió una visión pastoral profundamente marcada por la realidad social latinoamericana.
En 2015, fue nombrado obispo de Chiclayo, en la costa norte del Perú. Su cercanía con el pueblo, su habilidad para mediar conflictos sociales y su compromiso con la formación de nuevos sacerdotes lo destacaron dentro y fuera del país. En 2023, el papa Francisco lo llamó a Roma para asumir la dirección del Dicasterio para los Obispos, una posición clave dentro del Vaticano.
¿Por qué “León XIV”?
El nombre que eligen los Papas a la hora de asumir el cargo no es casual. Siempre hay detrás un significado, un símbolo, un mensaje. En este caso, León XIV evoca inevitablemente a León XIII (1878–1903), autor de la encíclica Rerum Novarum, piedra angular de la doctrina social de la Iglesia. Leon XIII llevó las riendas de la Iglesia en tiempos tumultuosos mientras el mundo transitaba la revolución industrial y trabajo incansablemente por la unión y la paz. Las primeras palabras de Prevost fueron en esa línea: “¡La paz esté con todos ustedes! Queridísimos hermanos y hermanas, este es el primer saludo de Cristo Resucitado, el Buen Pastor que dio la vida por el rebaño de Dios. También yo quisiera que este saludo de paz entrara en sus corazones, llegara a sus familias, a todas las personas, dondequiera que estén, a todos los pueblos, a toda la tierra. ¡La paz esté con ustedes!”
Los primeros desafíos que debe enfrentar el sumo pontífice
El papado de León XIV recién comienza, pero no será fácil. Prevost tendrá que mediar entre alas opuestas del catolicismo: los sectores conservadores que reclaman un retorno a formas litúrgicas preconciliares, y los progresistas que piden reformas radicales.
Además, todo indica que continuará el camino iniciado por Francisco en materia de transparencia financiera, protección de menores, una Iglesia más austera y cercana a las necesidades de los fieles y, sobre todo, que aboge por la paz ante los múltiples conflictos bélicos que hoy se desarrollan en el mundo.
Alguna vez, Francisco dijo: “Los pastores deben tener olor a oveja”. Aún es muy pronto para hacer análisis sesudos y complejos sobre cómo será el papado de Prevost, pero todo indica que tendrá su propia impronta, con la mirada puesta en el futuro, pero también con la experiencia y una herencia difícil de olvidar detrás, que lo llevarán a no desviar la mirada de los más necesitados y de las injusticias terrenales.