El Centro Ítalo-Argentino de Altos Estudios (CIAAE) de la UBA lanzó una nueva edición de la “Diplomatura en Estudios y Gestión de Instituciones de la Colectividad Italiana en Argentina”. Para conocer más acerca de esta propuesta orientada a jóvenes ítalo-argentinos, La Sfogliatella habló con Eliana Zanini, una de las coordinadoras de la diplomatura.
“La diplomatura ha permitido generar una red joven de ítalo-argentinos en permanente comunicación y reflexión”
En 2018 se llevó a cabo en Mar del Plata el Primer Congreso de Jóvenes Ítalo-Argentinos. Allí, y bajo la premisa de estrechar los lazos colaborativos entre las distintas asociaciones y agrupaciones de descendientes de italianos en el país fue que se sembró el germen de lo que luego se convertiría en la Diplomatura en Estudios y Gestión de Instituciones de la Colectividad Italiana en Argentina.
Desde entonces, se han desarrollado distintas ediciones de la diplomatura a través del Centro Ítalo-Argentino de Altos Estudios (CIAAE) de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Para conocer más acerca del contenido de la diplomatura, sus objetivos y el rol de los jóvenes dentro de la colectividad, La Sfogliatella entrevistó a Eliana Zanini.
Nuevamente se abrieron los cupos para una nueva edición de la Diplomatura en Estudios y Gestión de Instituciones de la Colectividad Italiana en Argentina. ¿Cómo ha sido la experiencia en las ediciones anteriores?
La diplomatura ha sido, desde el inicio, muy bien recibida por la colectividad italoargentina. Esto se debe a la visión de María Eugenia Serrano y Fernando Collizolli, dos jóvenes que, como equipo, imaginaron un espacio de formación, encuentro y reflexión sobre el rol de la juventud dentro de la colectividad y, con humildad, lo materializaron. La presentaron en el Seminario de Jóvenes Italianos en el Mundo del CGIE en 2019, en Palermo, Italia; y, ya en Argentina, supieron identificar a los aliados estratégicos necesarios para llevarla adelante.
En ese sentido, la diplomatura vino a llenar una necesidad: dotar a las nuevas generaciones de herramientas concretas para pensar su práctica dirigencial dentro de las instituciones de la colectividad y garantizar un traspaso generacional de calidad. Por ello, la recepción fue muy positiva, y cada cohorte la ha cursado con grandes expectativas, ampliando sus conocimientos de forma exponencial y llevándose herramientas actualizadas para el siglo XXI, útiles para planificar y actuar en las instituciones a las que pertenecen.
Además, la diplomatura ha permitido generar una red joven de ítalo-argentinos en permanente comunicación y reflexión, lo que ha estrechado y potenciado los lazos entre regiones del país y con Italia. También ha dado lugar a nuevas formas de trabajo y de vivir la colectividad, abriendo la posibilidad de concebirla de manera diferente.
Por último, de las distintas cohortes han surgido proyectos que se han materializado, contribuyendo así al desarrollo de la colectividad en clave federal.
¿Qué herramientas/enseñanzas se llevan los alumnos? ¿Qué es lo que más destacan los alumnos de las ediciones anteriores?
La diplomatura se estructura en 4 módulos que permiten entender la colectividad ítalo-argentina desde una visión global, conectando pasado y presente. Gracias a esta perspectiva, los alumnos adquieren:
– Conocimientos concretos sobre la historia de la migración italiana en nuestro país;
– Una interpretación actual del rapporto entre Italia y Argentina;
– Un panorama de las instituciones políticas italianas y argentinas;
– Una caja de herramientas para pensar y desarrollar proyectos culturales en torno a la colectividad.
Además, se han programado cuatro conferencias para dialogar sobre el asociacionismo italiano en Argentina, brindar herramientas prácticas para la gestión de instituciones, reflexionar sobre los liderazgos en la colectividad y profundizar en los vínculos deportivos que unen a ambos países.
También habrá un taller de proyectos, donde los participantes recibirán herramientas para diseñar y poner en marcha una iniciativa concreta en sus territorios.
En la edición 2025, la diplomatura ofrecerá a los alumnos destacados de cada circunscripción consular la oportunidad de realizar actividades durante el primer semestre de 2026 en una institución de su territorio, con viáticos cubiertos por las instituciones organizadoras.
¿Por qué es tan importante que se sigan desarrollando este tipo de actividades dentro de la comunidad italiana?
Es importante contar con espacios de formación para los jóvenes dentro de la colectividad ítalo-argentina, como este. Tradicionalmente, la construcción de la dirigencia ocurre en paralelo al ejercicio y al recorrido por las instituciones; sin embargo, estos espacios vienen a cubrir un vacío: facilitan el traspaso generacional y proporcionan herramientas, capacidad de reflexión y una comprensión integral de las posibilidades de vinculación con Italia en un mundo cada vez más complejo, cambiante y desafiante. En este contexto, se abren puertas de cooperación internacional que antes parecían impensadas, y estos programas permiten prepararse para aprovecharlas al máximo.
¿Cómo ves hoy, según tu perspectiva, la participación de los jóvenes ítalo-argentinos dentro de la colectividad? ¿Qué creés que falta para que aún más jóvenes se sumen?
En términos de participación, no conviene encerrar el debate en un binomio “hay jóvenes / no hay jóvenes”. Jóvenes sí hay. Lo clave es brindarles un lugar, ser generosos con la invitación a participar y confiar en que la juventud trae aire fresco a las instituciones con proyectos que abordan las problemáticas y las inquietudes del presente.
La idea es que la juventud contribuya a oxigenar la colectividad mediante iniciativas que respondan a las realidades actuales, que no siempre coinciden con las de hace un siglo cuando se crearon las estructuras.
En la nueva configuración del asociacionismo ítalo-argentino, estos proyectos pueden ser el motor del futuro de la colectividad: impulsando desde los territorios la cooperación internacional, el desarrollo productivo, el intercambio cultural, el turismo de raíces y los convenios educativos, entre otros.
Volviendo a la pregunta, no creo que falte participación, sino más bien que hay que pensarla como una oportunidad de crecimiento, tanto para la institución como para la región y el país.
Tener jóvenes en la colectividad es tener a disposición proyectos que pueden transformar realidades.
A quienes aún no se postularon para participar, ¿qué les dirías para que se animen a sumarse?
Invitamos a sumarse a esta iniciativa, porque la colectividad italiana es una comunidad que abraza y no suelta. Esta oportunidad es única, gratuita y federal: una ocasión para reflexionar sobre el rol de la colectividad en el presente y, sobre todo, para pensar su futuro.
Quienes participen podrán fortalecer vínculos, conocer mejor su historia familiar, aportar ideas y participar activamente en la construcción de un proyecto común que responda a las realidades actuales de la colectividad.