Maria Guillermina Chiodin Guimpel es rosarina. Se crió entre inmigrantes, tal como ella misma lo define. Es mitad italiana y mitad ucraniana. Si bien es Técnica Superior en Higiene y Seguridad Laboral, su verdadera vocación es la genealogía, “poder retornar a las personas a sus raíces, unir historias”, señala. De esta forma, su vida transcurre entre las colectividades y Genealogía Cantoni, su vocación. En esta entrevista, Guillermina recuerda sus orígenes, explica qué significa ser genealogista y nos da consejos a la hora de buscar la historia de nuestros antepasados.
Guillermina Chiodin Guimpel, creadora de Genealogía Cantoni
Lejos de detenerse en su propia presentación, Guillermina nos habla de su vocación. Es mucho más que un mero emprendimiento o trabajo, es su pasión. Guillermina tiene 35 años, es de Rosario (Santa Fe). Es Técnica Superior en Higiene y Seguridad Laboral. Sin embargo, “mi vocación y lo que realmente me apasiona es la Genealogía, la historia familiar. Esto va de la mano con el amor por la investigación, la búsqueda, entrelazar hipótesis y desatar cabos”. A través de su trabajo, Guillermina revincula a las personas con sus raíces, “con aquellos antepasados que han migrado y que, gracias a ellos, cada uno de nosotros hoy está acá. Les rendimos un homenaje”. De esta forma, a la manera de Ariadna, Guillermina desata el ovillo dentro del laberinto de las historias familiares.
Ucrania e Italia, dos tradiciones unidas en Santa Fe
La familia de Guillermina proviene de dos países distintos. La mixtura de las culturas y costumbres que se entrecruzaron pervive en su actualidad. A la hora de hablar de quién es, prefiere narrar sus orígenes porque allí late la verdadera identidad. “Me crié entre inmigrantes, usanzas, cultura y tradiciones vivas. Mi abuelo materno, Gregorio, nació en el Óblast, provincia de Jersón (Ucrania). Llegó en 1927 junto a sus padres, hermanos y primos. Si bien siempre dijo que no era un extranjero en estas tierras, de cierto modo me inculcó el amor de pertenencia, de valores y el ejemplo de sobrevivir. Gregorio contrajo matrimonio con mi abuela Ethel, nieta de inmigrantes de Emilia-Romagna (Italia)”.


Sus vidas se cruzaron en Ciudad de Gálvez (Santa Fe). Por el lado paterno, son todos italianos “y creo que son los más expresivos, enérgicos y nostálgicos”. Tan tanos que duele. “Los Chiodin eran de Noventa Vicentina, Vicenza, Veneto y los Cicuto/Biasutti, de Friuli Venezia Giulia. De estos últimos fue la crianza más directa”.
¿Cómo se mantienen vivas las costumbres ucranianas e italianas en tu familia?
“Lo italiano siempre predominó: gastronomía, idioma, música, proverbios, historias. Mi nonna Chela cantaba en italiano y muchas veces me decía ‘si mi mamá te viera, sería feliz con vos, enseñándote cada pedacito de su tierra”, reconoce Guillermina. “Por otro lado, lo ucraniano siempre fue un poco más ‘oculto’. Ahondé esa parte sola, con leves comentarios de mi abuelo y de mi madre. Era tanta la necesidad de conectar y descubrir esa herencia, que hace más de 5 años, fundé en mi ciudad, la Asociación Ucraniana de Rosario, de la cual fui presidente hasta hace unos meses”, señala. La colectividad ucraniana creció exponencialmente durante ese breve período de tiempo y sigue creciendo no solo a nivel cultural, sino como referente de la Sapiencia Ucraniana a Nivel Provincial.
La familia italiana, vestigios de la genealogía
Si bien Genealogía Cantoni nació en la etapa adulta de Guillermina, vio sus primeros brotes en su niñez, en el hogar familiar donde recuerdos, cartas y nostalgias llegaban desde el viejo continente para inundar las memorias de los inmigrantes en Santa Fe. “En la casa de mi nonna, vivíamos todos los fines de semana con los boletos de barco, fe de bautismos, pasaportes, cartas que enviaban desde Europa, recetas y fotografías. Todo estaba enmarcado y expuesto en una pared. Eran más de 15 cuadros que generaban un pequeño Museo de la Inmigración. También era un homenaje vivo a Oliva, Giovanni, María y Domenico. Todos ellos se asentaron en Timbúes, San Lorenzo y Oliveros, centro sur de la Provincia de Santa Fe. No había día que no estuviésemos, junto a mi hermano, mirando cada detalle documental y preguntando sobre navíos y demás curiosidades de la historia familiar”.
La genealogía como forma de vida
El padre de Guillermina también cumplió un rol fundamental a la hora de despertar la vocación de su hija. “Mi padre nos inculcaba (a mi hermano y a mí) diferentes tradiciones de diversos países. Uno de ellos fue Grecia. Y así comencé. Recuerdo tener 6 o 7 años y encontrarme recortando, de los diarios y/o revistas, historias de inmigrantes. Las guardaba en una caja que redescubrí años después, una vez que ya era genealogista con todas las letras”, recuerda Guillermina con nostalgia.
El Centro de Estudios Genealógicos e Históricos de Rosario
Más allá del papel esencial que cumplió la familia de Guillermina en el descubrimiento de su vocación, hay que destacar al Centro de Estudios Genealógicos e Históricos de Rosario, del cual fue miembro durante 10 años. Allí pudo consolidar su base como genealogista, “no solo oyendo a mis compañeros sino también aportando desde mi enfoque y experiencia. Siempre hubo un ida y vuelta en cuanto a genealogías tradicionales argentinas y el resto. Veíamos de qué modo podíamos aportar sobre los inmigrantes específicamente”.
El nacimiento de Genealogía Cantoni
“En mi caso fue el trabajo de campo en Poviglio, tierra de los Cantoni, donde pude formarme en archivos parroquiales, búsquedas y demás, junto a mi mentor Giuseppe Ballabeni”. Como no podía ser de otra manera, el nacimiento de su proyecto nace buscando la línea familiar, específicamente sus antepasados, los Chiodin. “Fue toda una odisea. En búsqueda del avo, recorriendo cementerios, llamando a más de 30 primos… entre historias, rumores de asesinatos. El nonno se casó en San Lorenzo, tuvo 15 hijos, cada uno de ellos tuvo en promedio 8 descendientes (salvo la última que no tuvo ninguno). Mi abuelo tuvo más de 80 primos hermanos”.
“Ser genealogista es poder unir historias”
La genealogía va más allá de una definición de diccionario, es una forma distinta de ver el pasado, la línea invisible que une a cada integrante de la familia.“Con la genealogía, tenemos la capacidad de regresar a la vida a aquellos antepasados que dieron su lucha, valor y determinación, a través de la memoria y los documentos”, resume Guillermina. Y añade, “como siempre digo, no estaríamos acá sin ellos. Además, debemos recalcar no solo la migración externa, sino la interna, de provincia a provincia. Ser genealogista es poder unir ambas historias. Muchas veces me encuentro con trabajos donde la persona no conoce ni el nombre de su antepasado. Gracias a las herramientas que manejo y líneas de trabajo, puedo desentramar todo. En otras palabras, es unir el pasado con el presente, darles una nueva chance a los antepasados y una oportunidad a la nueva generación”.
Los desafíos de la genealogía
La búsqueda de antepasados parece una aventura de misterios. Pero no siempre es todo ‘color de rosa’. Frente a los desafíos diarios a los que se enfrenta, Guillermina explica: “Realmente no es fácil ser genealogista. Muchos tienen la creencia de que es todo ubicable ya. Pero es muchísimo trabajo”. ¿Cómo es el paso a paso? “Primero hago una investigación previa de cada pedido, si es viable o no. En genealogía, los tiempos son inexactos. Hay trabajos que se resuelven en un día, otros que exceden el tiempo estimativo de presupuesto y llevan más de lo acordado. Porque, en la mayoría de los casos, estamos supeditados a terceros: registros civiles, parroquias, fuentes online. Podemos tener in situ muchos datos. Pero cuando solicitamos un acta, los plazos varían. A veces hallamos sitios de nacimiento pero no, el libro correspondiente, por dar algunos ejemplos”.
¿Cuál es el pedido que buscas que más recibís?
“Hoy por hoy, los principales trabajos son sobre ciudadanía italiana: sitio y fecha de Nacimiento del AVO, Matrimonio o Defunción”. De todos modos, el espectro de Guillermina abarca más que solo el bel paese. Su esfera de trabajo se extiende a Ucrania, Polonia, Grecia, País Vasco, Navarra, Irlanda, Bélgica, Escocia, Irlanda, Bulgaria, Siria, Líbano, Bolivia, Perú, Chile, Uruguay, Brasil, Alemania, Armenia, Austria, Montenegro, Cabo Verde, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Croacia, España, Rumania, Francia, Región Vasco – Francesa, Cuba, Lituania, Moldavia, Paraguay, Portugal, Gran Bretaña, Suiza y, obviamente, Argentina. “Por mi parte, me dedico a tales búsquedas, reconstrucción genealógicas, investigaciones solicitudes de partidas, armado de Historias. Luego continúa el trabajo burocrático mi colega Iara Gravagna, creadora Movimentaria de Viaje y encargada de apostillas, traducciones, aseveraciones, entre otras cosas”.

Finalmente, ¿Qué le recomendaría Genealogía Cantoni a alguien que quiere iniciar la búsqueda de sus antepasados?
“No se frustren al no dar en la tecla, imagínense lo aburrido que sería encontrar todo junto. El orgullo que uno siente al descubrir, hallar y reconocer historias, hechos, rostros y personas es impagable. Por experiencia, más de la mitad de las personas que se acercan por el servicio conocen una mínima parte sobre sus antepasados. Por lo tanto, lean mucho, les ayudará a comprender desde otro punto de vista la historia. También y lamentablemente, estamos en una etapa donde los migrantes de las grandes oleadas ya están yéndose. Por eso, si tienen un antepasado migrante de gran edad, una recomendación especial: entrevistenlo, grabenlo, tomen nota. Investiguen, busquen, interroguen lo más que puedan, porque la satisfacción al encontrar algo nuevo es enorme. Y es algo que queda para la posteridad”.