Anahí Baez es argentina, de Córdoba Capital. Estudió en Padova y actualmente, vive en Napoli. Es Licenciada en Diseño de Indumentaria y Textiles, especializada en Diseño del Calzado. Y también modelista. Su proyecto busca investigar de qué modo la inmigración italiana, especialmente a través del diseño de calzado, impactó en Argentina. En esta entrevista, Anahí nos cuenta sobre su investigación, su vida en Italia y deja un mensaje a las nuevas generaciones.
La vida de Anahí Baez en Italia
Anahi Baez es cordobesa, Licenciada en Diseño de Indumentaria y Textiles, especializada en Diseño del Calzado. “Soy modelista también”, agrega. “Vivo en Italia desde 2016 pero voy y vengo a Argentina, por períodos”. Si bien Anahí reconoce que su familia no proviene de Italia, se siente italiana por adopción, de corazón. Está casada con un napolitano y, gracias a sus intereses, su profesión y su investigación, siente que el bel paese es su segunda patria. “Gracias a las becas de IILA (Organización Internacional de Cooperación Ítalo-Americana), pude hacer una beca sobre el tema moda y la sostenibilidad, que era lo que más me interesaba. Tenía ya mi micro-emprendimiento en Córdoba, sobre trazabilidad y productos hechos con la economía circular. Por eso quedé seleccionada y pude participar en Milano, en Padova y en Foro Pymes de Bérgamo”.
La mano artesana detrás del proceso
A través de dichas becas, Anahí pudo analizar de qué modo las grandes empresas se apoyan en las Pymes para realizar sus productos y sus colecciones. “Eso me llamó mucho la atención, ya que me dedico a la trazabilidad”, entendida como la capacidad de rastrear todos los procesos, desde la adquisición de materias primas hasta la producción, consumo y eliminación, para poder aclarar cuándo y dónde fue producido qué y por quién. “Si bien, en el producto, se conoce la mano y el hacer, no se ve el nombre propio de la persona que estaba detrás del proceso”.
La cooperación entre Italia y Argentina
“El año pasado, en Padova, presentamos un proyecto ante la IILA y ante autoridades de la escuela de diseño y otros participantes de emprenditoría. “Mi propuesta está dedicada a la cooperación entre Italia y Argentina, para seguir manteniendo los vínculos, reforzarlos y orientarlos”, explica Anahí Baez. De esta forma, no solo se enfoca la mirada en los proveedores de materias primas sino que también se revaloriza la figura del artesano.
A través del estudio, “pudimos ver que tanto en Argentina como en Italia, se está perdiendo el interés de los más jóvenes en oficios manuales. Una de las causas es el valor que se les da a las carreras de marketing, de negocios, a las licenciaturas en general”. De esta forma, las nuevas generaciones pierden el interés de aprender lo manual. Para revertir dicha situación, Anahí explica que se formó una nueva orientación en la escuela secundaria del Made in Italy. “Es necesario que se eduque permanentemente en oficios porque es un saber que es reconocido en todo el mundo”.
El protagonismo del calzado en la inmigración
Luego de su paso por Padova, en la actualidad, Anahí Baez se encuentra en Napoli realizando el curso sobre Fashion Shoes Coordinator. En pocas palabras, trata sobre la figura que coordina todo el proceso, de ideación del producto y venta, marketing y comunicación. “Para dicha cursada, justamente estoy realizando esta investigación, para tratar de conocer el impacto que tuvo la inmigración italiana en Argentina. Lo que quiero saber es qué modelos comenzaron a hacer estas familias italianas que llegaron a nuestro país, qué saberes trajeron de Italia y las formas de hacer”. Tal como explica la experta en calzado, a lo largo de la historia cambiaron las formas del “buen hacer”, eso es lo que tanto gusta del Made in Italy.
Volver a las raíces
“Decidí darle este enfoque porque quería ‘raccontar’ esa italianidad, cómo los inmigrantes supieron superar las dificultades con lo que tenían, como sobrepasaron las dificultades, dando lo mejor. Eso me llama mucho la atención, me gusta su forma de ser y de hacer. Quiero que esta investigación sea el racconto sobre la ida y el impacto que tuvo en Argentina la inmigración italiana y sus oficios. Y también quiero darle proyección a futuro, cómo son esas generaciones que vuelven hacia sus raíces y que quieren recuperar ese saber y conocer su historia”.
¿Qué similitudes y diferencias encontrás entre la cultura argentina y la italiana?
“La similitud que más encuentro es la accoglienza, el ser bien recibido. Por lo menos acá en Napoli, al decir que sos argentino, sos bien recibido, sos un hermano. Estas ganas de encontrarse, de organizar juntadas. Es una linda similitud. Y como diferencia veo la cuestión del emprendedurismo femenino. Es más reciente en Italia, mientras que en Latinoamérica y en Argentina ya se tiene más trayectoria”.
¿Qué mensaje les darías a las nuevas generaciones?
“A los jóvenes les diría que estén siempre atentos a las becas. Si pueden aprovechar algún Erasmus y los intercambios, mejor. Me parece que es muy enriquecedor, que pueden recuperar y reconocerse en sus raíces. Es algo que te completa, que te da una satisfacción más allá de la carrera. Además, les recomendaría que se sumen a los grupos jóvenes de la colectividad, como NGI. Cuando estaba realizando mi investigación, realicé una consulta sobre mi estudio y rápidamente me respondieron o me orientaron. Creo que tienen un lindo sistema de apoyo y eso está buenisimo aprovechar”.